¡Bienvenids!

Espero, desde aquí, compartir con vosotrs las múltiples cosas que en mi camino por la vida voy encontrando, con el deseo de que os sean gratas y provechosas.
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DE ANDAR POR EL MUNDO



martes 19 de julio de 2011


 

           Estoy harto de que no me escuchen. Todos saben que mi color es el amarillo, amarillo perfumado, amarillo sabroso. En esta batalla siempre por destacar, tengo que insistir en que el amarillo me pertenece porque es la síntesis de mis cualidades como grano de arroz en la paella.


sábado 20 de noviembre de 2010


        
      Voy paseando por el bosque que llena mis ojos de colores mientras bajo mis pies, cruje el otoño. Mis pensamientos amarillean hoy, como esas hojas, al percibir la sangría emocional que producen ciertos comportamientos que quieren aparecer como inocentes.
          La gente no es tonta pero el cerebro humano no sabe, aun, ocuparse de todo por lo que quiere interesarse, y lo hace solo por aquellas urgencias que él entiende que nos comprometen de alguna manera.
          Con toda seguridad y como siempre, mañana será otro día y, al amanecer de nuevo, las hormonas que me manejan y los recuerdos que se avivan serán otros y, por tanto también, el color  de mis pensamientos. Así es.



domingo 10 de octubre de 2010


    
     Había uno que estaba muy acomplejado porque era 4.

Sus padres le decían:
—Pero si es muy sencillo, no tienes por qué calentarte la cabeza, tu eres 2 más 2.
Pero él no se quedaba tranquilo y al llegar a la adolescencia empezó a husmear en libros y películas y a escuchar detrás de las puertas y se enteró de muchas cosas. Así que también podía ser 2 por 2. Esta información le colmó de felicidad porque ya tenía la sensación de que lo que le decían sus padres no era todo y además con esta nueva opción se sentía más importante, “dos por dos’, se repetía y e imaginaba cosas que le parecían como secretas o inalcanzables
     Un día en que estaba de madrugada en una discoteca, un colega le dijo viéndolo tan caviloso.
—Pero tonto, a ti te han engañado,  tú lo que eres es un cuadrado.
—¿Un cuadrado? —alucinó—, ¿y eso qué es?
—¡Jo macho¡, ¡qué tonto¡, pues una figurita plana que tiene cuatro opciones: ponerse de pie, sentarse, acostarse o tirarse.
Se quedó meditando, pero no supo nada. Simplemente que se le acababa de abrir otra puerta, otro camino. No obstante, le parecía muy mágico eso de ser plano, ¿plano?.
     Andando, por la vida se fue dando cuenta de lo que era ser plano. Ya tenía 25 años.
Por un momento que duró una larga temporada creyó saberlo todo. Plano era muy superior a lo que se había imaginado, tenía dos dimensiones más. Pensaba si los otros podían ser también planos o quizá sólo eran líneas o puntos.
     Fue feliz.
     Un día, mirándose al espejo, se vio de pronto alargado. Tras la sorpresa, empezó a hacer muecas y se encogió, se tiró hacia un lado y se hizo un rombo y así estuvo jugando hasta que amaneció
     Estaba terminando la carrera y ello le llenó de gozo. Pensó que siendo tan ágil, tan rico en posibilidades  tendría lo que quisiera. Empezó a fijarse más  en los otros y un día, mientras estaba en clase, descubrió con sorpresa que un compañero suyo, al que siempre había considerado muy parecido a él, era en realidad distinto aunque no sabia decir por qué. Preguntó a sus amigos y  nadie supo responderle.
     A partir de ahí se puso mal. Se fue deprimiendo poco a poco, se fue encerrando en sus cosas y se lo pasó fatal. Tenía una comezón interna que le impedía concentrarse ni hacer nada a derechas. Se pasaba el día tumbado en la cama con los ojos fijos en el techo y cansado, terriblemente cansado.
     Ese curso le suspendieron tres. Su padre le riñó y la novia pensó que ya no era el mismo y le dijo que realmente el noviazgo ya no se llevaba y que lo dejaba.
     Al final de la carrera el expediente era ya bastante mediocre. Su padre le urgía a que buscase trabajo y él hacía lo que podía, pero nada,  en el fondo no tenía ánimos.
     Así empezó a arrastrarse por la vida, como un adulto, hasta que una noche tuvo un sueño. Soñó con aquél otro que se le parecía pero que era distinto y vio que en efecto era un cuadrado como él, pero al acercarse a mirarlo desde otra perspectiva  vio aquella diferencia que había intuído pero que no había llegado a comprender: el otro era en realidad un cubo.
     Al despertarse solo tenía un vago recuerdo pero su depresión aumentó. A partir de ese día sus lados se fueron curvando y cuando un día, decidió seguir adelante, a pesar de todo, al mirarse al espejo mientras se afeitaba, descubrió que era una circunferencia, por tanto, era también uno como sus padres.

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